El desafío es el siguiente: dos días y medio de trabajo, innovación y programación para parir una primera versión de un videojuego. Eso es lo que se propusieron hacer los 15 inscriptos que encararon el desafío el viernes, cuando inició el Global Game Jam en el Ente de Cultura de la Provincia, (San Martín al 200).

Se trata de una actividad que se desarrolla simultáneamente en 400 ciudades de todo el mundo, con el objetivo de difundir y generalizar la producción de videojuegos, como parte de la industria de entretenimiento. Es decir, fue la primera oportunidad para muchos de los participantes tucumanos de poder estar del otro lado del joystick o del teclado: pasaron de la tensión para poder superar los niveles, a poner las reglas de juego en el videojuego.

¿El juego en el que trabajan ahora puede llegar a ser descargado en un celular o “crackeado” (práctica para usar videojuegos no completamente legales) en un par de años por chicos de Argentina? Los muchachos que accedieron a la nota soltaron una carcajada al unísono. “Y por qué no. Sería un sueño”, respondió Juan Coronel.

“El objetivo de estos encuentros es potenciar y difundir la generación de videojuegos y de programas de estas características”, señaló Franco Renato Nieto, coordinador del evento. “El desarrollo de estas actividades es algo muy complicado, porque es una tarea interdisciplinar. Es todo un desafío”, comentó. La actividad se desarrolló en las instalaciones del Núcleo de Acceso al Conocimiento (NAC), que funciona físicamente dentro del Ente. La actividad contó con el apoyo de representantes del Ministerio de Planificación de la Nación, cartera a cargo de los NAC.

Contrarreloj
El Global Game Jam (la traducción sería sesión de improvisación mundial de juegos de video), se desarrolló -al igual que en ciudades de más de 250 países- desde el viernes.

Ese día se les reveló a los participantes la temática sobre la que deberían disparar su imaginación para la producción de los programas de entretenimiento. En este caso, la consigna disparadora fue: “no vemos las cosas como son, sino que las vemos como nosotros somos”.

Crearán un solo juego
Con esto dicho, comenzó la lluvia de ideas. A diferencia del año pasado (en la que se formaron tres grupos de cinco personas), esta vez la totalidad del grupo trabajó en un solo videojuego.

“La idea que nos planteamos era la de hacer un juego social, al estilo del multireconocido ‘Sims’. Luego, surgió la posibilidad de hacer un cuerpo blando que se vaya moldeando según la personalidad y las interacciones de cada personaje, mediante estímulos y respuestas, que el jugador le va dando al personaje virtual dentro del juego”, contó Coronel.

“Esta es la segunda vez que participo, también estuve en la actividad del año pasado. La verdad que me encantó la experiencia y por eso vine a repetir”, comentó Benjamín Vázquez, diseñador en 3D. Respecto a la actividad, comentó que armar el juego insume mucho tiempo, y que “no es nada fácil crear en 48 horas”, soltó entusiasmado.

“Yo estoy en esto. Soy programador, estudio diseño y programación de videojuegos a distancia en la Universidad de Santa Fe. Ya estoy en tercer año, terminando la carrera. Sueño con ser programador de videjuegos, de ser posible en una empresa grande y reconocida. Y, si de soñar se trata, me encantaría poder poner mi estudio más adelante. Esa sería mi máxima meta”, aseguró Facundo Mariani, con sobrada convicción.

Ambicioso desafío
Según comentaron en la mesa, en la Argentina el mercado es relativamente nuevo. “En nuestro país hay empresas buenas, pero lamentablemente la mayoría son de afuera, no hay un producto que sea ciento por ciento nacional. Para empezar, el desafío es contar con la gente capacitada, hace falta la organización de las personas, quizás con un poco de ayuda del Estado”, coincidieron en la mesa. Se trata de un mercado que tiene superproducciones al igual que en el cine, con inversiones de millones y millones. “Por ejemplo, un juego ‘triple a’ (máximo nivel de calidad y producción) insume muchísimas horas de trabajo de muchísimas personas. Para un Call of Duty -juego bélico clásico- o un FIFA pueden trabajar varios estudios, con 200 personas cada uno, a lo largo de todo un año”, relató Vázquez.

Tarea interdisciplinaria
“Hay mucha gente que empieza en ingeniería en sistemas y se interesa por la creación de videojuegos por hobby y luego se van especializando en esta área. Por atracción y por curiosidad, mucha gente se da cuenta de que es algo de lo que pueden ganar dinero y vivir”, agregó Mariani. En este caso, trabajan programadores, diseñadores gráficos, diseñadores en dos y en tres dimensiones y un músico, para todo lo que son los efectos, según indicaron.

El sueño de trabajar haciendo los juegos con los que millones pasan horas de adicción se aviva en estos tucumanos, gracias a experiencias como estas.